La Espiritualidad de la Preciosa Sangre: Una energía ardiente

sr-joyce-langhalsPor Hermana Joyce Langhals
Para decir en otras palabras lo que escribe Ronald Rolheiser en el libro “The Holy Longing,” una espiritualidad es lo que hacemos con el fuego que está quemando dentro de nosotros.” Para nosotros las Hermanas de la Preciosa Sangre, la Espiritualidad de la Preciosa Sangre es un don especial de energía “ardiente.” La espiritualidad de la Preciosa Sangre es sinónima con el amor incondicional que Dios nos tiene, y con que nos encendemos vivir cada día para los demás con entusiasmo. Sin embargo unos días este fuego enciende brillante y en otros días se aparece que está ahogando. Tenemos que hacer fuego al espíritu del amor incondicional y mover las llamas, las abrasas de egoísmo, generosidad y compromiso.

Como en la vida de Jesús, experimentemos transformaciones diariamente. Conocemos el dolor y sufrimiento de las experiencias pequeñas pero significativas de las conversiones personales. Conocemos el poder de la reconciliación cuando extendemos nuestros corazones al perdonar y tratar de responder a los necesitados, especialmente en traer la reconciliación entre los conflictos. Ambos, la conversión y la reconciliación, son esencial en vivir la Espiritualidad de la Preciosa Sangre. De creer en símbolos es muy útil, yo sugiero que miramos al símbolo de la CRUZ. Primero, la viga derecha: puede significar nuestra conversión que va a una profundidad de nuestra ser a donde necesitamos que nos toque para causar un cambio. Requiere abertura autentica, reflexión en el profundo del alma y la transformación por la oración. Y segundo, el travesaño: la extensión amplia manifiesta la reconciliación, nuestra manera al alcanzar el otro, una resolución de diferencias. Reconocemos que necesitamos poner nuestra atención en ambos, la conversión y la reconciliación para vivir nuestra espiritualidad.

Estos dos aspectos de la cruz, conversión y reconciliación, son necesarios y vital en el mundo de hoy a donde estamos testigos de las maldades como la guerra, terrorismo, traficantes de los niños, pobreza, desempleo, las instituciones gobernalles como la Escuela de las Américas, y el rol de las mujeres en la Iglesia. Mientras que estamos atendiendo a nuestra conversión interior y extiéndanos diariamente en una manera con presencia vivificante reconciliadora, nuestro testimonio de este amor incondicional va a impactar nuestra sociedad y crear un afecto ondulado. Creemos que con el ayudo de Dios podemos hacer una diferencia en el mundo. Como Hermanas de la Preciosa Sangre conocemos la cruz igual como las mujeres quienes no abandonaron a Jesús. Conocemos la energía de la sangre. Conocemos el poder sanador del amor incondicional.

La misión de nuestra congregación es un reto para cada una de nosotros de ser “urgidas por el amor redentor de Jesús Cristo y ser enraizadas en la oración Eucarística.” Después de insertarnos en una vida orante de discernimiento vamos estar con el fuego para proclamar el amor de Dios, siendo una presencia vivificante reconciliadora por nuestro mundo fracturado. La prueba doble para ver si la misión de la congregación es verdadera, es como los miembros escogen y entreguen la percepción de la congregación. Entonces, como Hermanas de la Preciosa Sangre reconocemos que las necesidades en la sociedad nos empujan poseer el espíritu fiel de María Anna Brunner que nos grita para justicia para quienes que no tienen o quienes que no pueden tener por sí mismo. Nuestra oración es que cada una de nosotros podemos ser mujeres animados con una sabiduría de profunda fe, la esperanza creativa y el amor reconciliador, juntos como familia y amigos, nosotros, las Hermanas de la Preciosa Sangre lleva las llamas de compromiso a crear un mundo de paz sin violencia por el fuego energético de la espiritualidad de la Preciosa Sangre.

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