Por el Rvdo Dennis Chriszt, C.PP.S.
En los últimos años, en diferentes oportunidades he compartido mis reflexiones sobre la Espiritualidad de la Preciosa Sangre, aquí en los Estados Unidos y en Vietnam. Mis reflexiones siempre contienen historias. Yo podría escribir sobre la Espiritualidad de la Preciosa Sangre de una manera abstracta y teórica, o podría contar historias de cómo he experimentado el poder de la Sangre de Cristo en mi propia vida. Ahí es donde la Espiritualidad viva — en nuestras propias vidas.
Mirando hacia atrás, diría que experimenté la Espiritualidad de la Preciosa Sangre por primera vez en 1968, antes de que se expresaran mucho sobre esta Espiritualidad. Lo experimenté cuando un Misionero de la Preciosa Sangre y una Hermana de la Preciosa Sangre me trataron con amabilidad. Me quede dos años escolares y un verano en tercer grado. La mayoría de la gente en mi rededor me consideraba un fracaso. Después que mi familia se mudó a un nuevo vecindario, una nueva parroquia y una nueva escuela no me trataron como un fracaso por primera vez en mi vida ni como alguien que nunca valía la pena. La hospitalidad, generosidad y amabilidad de ellos me mostraron lo que el poder de la Sangre de Cristo es. Por supuesto, en ese momento yo no lo habría articulado de esa manera. Pero la Hermana Anita y el Padre Pat me mostraron lo que significaba ser uno “que habían sobrevivido a un período de gran angustia” y “habían lavado sus ropas con la sangre del cordero”.
Desde entonces, he visto como función la Espiritualidad de la Preciosa Sangre cuando unos miembros de la comunidad quienes optaron a separarse de la comunidad por una razón u otra pero más adelante recibieron el bienvenido nuevamente en su regreso. Los miembros de la comunidad se acercaron a aquellos que se llegaron “de lejos” y “se han vueltos” a través de la Sangre de Cristo.
En las personas que se divorciaron, quienes habían sido lastimadas terriblemente por sus ex cónyuges, he visto el poder de la Sangre de Cristo actúa en ellos en perdonar a quien las había lastimado e incluso pudieron amarlos nuevamente, aunque en una manera diferente.
Cuando era párroco en Cincinnati formaron la parroquia de una fusión de cuatro parroquias que lo cerraron, ahí vi el poder de la Sangre en el esfuerzo de construir una nueva comunidad, curando heridas profundas y uniendo al pueblo.
Yo puedo seguir y seguir, pero lo dejaré reflexionar sobre algunas de tus propias experiencias de vida y cómo el poder de la Sangre de Cristo está trabajando en tu vida.