Reflexión para Octubre de 2019

Fr John Wolf

Por el Padre John Wolf, CPPS

Hay algo que no ama un muro,

Que envía la tierra congelado debajo de él,

Y derrama las rocas superiores en el sol;

Y hace huecos, incluso que dos pueden pasar a par.

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Hay algo que no ama un muro,

Que quiere que es abajo. …

“Muro de Reparación” (Mending Wall) – Robert Frost

Nosotros quienes vivimos y estamos en ministerio bajo el estandarte de la Preciosa Sangre de Jesús quizás podamos apreciar mejor la metáfora ofrecida en estos versos del poeta Robert Frost. Nuestra espiritualidad es un don y gracia que fluye de la acción reconciliadora de Jesús, quien trajo la paz a través de la sangre de la cruz, “rompiendo la barrera de hostilidad que nos separó” (Efesios 2:14). Como Misioneros de la Preciosa Sangre, vemos el derramamiento de la sangre de Cristo como un llamado a romper los muros que nos dividimos, hacer aperturas donde “dos (o más) pueden caminar juntos” y apoyan en solidaridad con los quien sufren injusticia en el mundo.

Hace un par de años me encontré con una historia sobre Linda Solomon, reconocida fotoperiodista. Ella aprendió el poder de la fotografía, cómo a menudo puede hablar mejor que las palabras. Su proyecto especial fue “Imágenes de Esperanza..” Viajó a algunas de las ciudades principales, comenzando con su ciudad natal de Detroit. Ella entraba los refugios para personas sin hogar y les enseñaba a los niños, niños quienes perdieron como expresar sus esperanzas y sueños en fotografías. Primero ella les dio una lección sobre cómo tomar buenas fotos. Cada niño recibió una cámara pequeña y con la ayuda de un mentor, salió para capturar una imagen de lo que más esperaba y lo que sonaba en lo que pueda hacerse. Antes de salir, escribieron una lista de sus esperanzas y sueños. Pocas veces pusieron cosas materiales. Más bien, enumeraron cosas como “ayudar a mamá cuando está estresada,” “tener amigos,” “ser mejor que las personas que los menosprecian.”

Una niña de nueve años escribió: “Nadie en mi familia ha ido a la universidad … quiero cambiarlo.” Tomó una foto de la entrada a la Universidad Estatal de San Diego. Su foto condujo a una beca para la universidad. Otra niña tomó fotos de margaritas, y ella escribió: “mi esperanza es vivir.” Un niño de diez años tomó una foto de sus propias manos haciendo un corazón, con la leyenda: “Mi esperanza es mostrarle a la gente que no soy un ‘nadie’.”

En cada sitio, Linda termina su programa organizando una recepción llamada “Conozca a los Jóvenes Artistas” para mostrar el trabajo de los niños. Muchas de las fotos estaban vendidos como tarjetas para Fiestas y las ganancias regresaron al refugio. En el momento en que nos encontramos ella había estado en diferentes refugios para personas sin hogar en catorce ciudades. ¡Qué manera tan poderosa de abrir los ojos y los corazones de los niños para que pudieran ver más allá de las paredes del refugio y acercarse a la belleza y el amor de Dios en cuya imagen están hechos maravillosamente! Ella ayudó a los niños para ver que las paredes del refugio no los definían, pero el espíritu humano que anhela ser libre.

 

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