Del izquierdo, Hermana Ann Schulz con alumnos de la Escuela Católica de Madre Teresa en Liberty Townshiip, cerca de Monroe, Ohio; foto por Pat Morrison. Un banderín de Madre Brunner; pintada por Hermana Eileen Tomlinson. Hermana Karen Elliott ayuda en el trabajo después del Huracano Katrina; Hermana Arlene Hirsch con un voluntario en el banco de comida en Dayton, Ohio. Hermana Nancy Kinross felicita un alumno en Cincinnati, Ohio; fotos contribuidos.
Desde el año 1834 las Hermanas de la Preciosa Sangre están alcanzando las necesidades del tiempo. Inspiradas por la fundadora María Anna Brunner, y “que ninguna gota de la Preciosa Sangre sea derramada en vano,” tratamos de ver a donde está la necesidad y tratamos de responder. Durante la noche Madre Brunner quedó rezando frene de la Santísima y durante el día ayudó a los pobres y necesitados a donde ella vivía. La Eucaristía es un parte integral de quienes somos y como vivimos. Al fin de cada Misa estamos enviados para,”anunciar la Buena Nueva de Jesús” y a: ”glorificarlo por nuestras vidas.” Como una comunidad de religiosas mujeres dedicadas a la Sangre de Cristo reconocemos que la vida es muy preciosa, que el mundo necesita reconciliación, y que haya muchos pobres y marginados esperándonos. Respondemos a estas necesidades y tratamos de ser una presencia vivificante de reconciliación en los lugares, como el Ministerio de Reconciliación de la Preciosa Sangre en Chicago, en una clínica gratis en San Bernardino, California, como una consejera para la rehabilitación de los drogadictos en Michigan, y en lugares en Santiago, Chile o en Guatemala.